Llorro para olvidar qué fui, para intentar perdonarme a mi mismo por borrar aquellas palabras de la arena de mi propia playa. Me deshago entre sollozos encontrando la quietud, el sin sentir de un alma acalorada cuya llama hace tiempo desfiló en la oscuridad...
¿Y qué me queda? ¿Qué me queda más que suplicarle a los cielos que esta noche pase pronto? Y que tu, quizá mañana o quizá después me reconozcas en tu perdida mirada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario