domingo, 3 de abril de 2011

Día 23: Noche.


Fluctuando, las aguas del río nocturno chorreaban gotas gélidas de alientos perdidos sobre mi cabeza, almas rotas que pedían un descanso a su lamento sin final...


Rudos caballeros con brillantes armaduras rompían los espejos de la vergüenza, dónde solo existen los pecados y la fantasía es el máximo exponente de la realidad.


Entregamos la llave de nuestras emociones a la razón, y ésta nos encierra en la cárcel de la penumbra para siempre. Alas rotas, corazón vacío.



x.o.x.o.

No hay comentarios:

Publicar un comentario