viernes, 8 de enero de 2010

Día 32: No para de sangrar.

Hay veces que nos hacemos una tonta herida y la sangre fluye cual manantial. Y aqui me encuentro yo esperando que se abra la puerta de mi destino. Intentando meter la carta en el buzon sin saber la dirección de mi futuro.


Es un dolor hondo y profundo en mi pecho, una sensación extraña. Me siento engañado y a la vez siento que soy quien engaña. Pero tengo en mi poder la verdad.


La verdad es que nunca fuí igual de feliz como con esos ojos clavados en mi espalda.


No importa el lugar, no importa la hora.



Importa el momento. Nuestro momento.


x.o.x.o.

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