Los humanos definimos nuestra vida por épocas, la cortamos en secciones de tiempo, la mayoría la medimos con los años; cada año simboliza una nueva etapa y lo recordamos por su número... de este modo podemos ordenar los recuerdos almacenados en nuestro corazón. Nos proponemos cambiar, nos obligamos a ser mejores y esto no ocurre con simpleza. Lo mismo pasa en otros casos con los inicios de clase, un nuevo trimestre, una mudanza o un cambio laboral.
La verdad es que todo esto son mentiras sin sentido que nos entregamos a nosotros mismos a modo de premio de consolación. Yo por supuesto empiezo una nueva etapa, pero ya no creo en nada de esto... Yo prefiero medir mi vida por las cosas que he hecho y las que he vivido y no predefinirla con estúpidos y establecidos períodos de tiempo. Mi vida es un río, un río bello y profundo lleno de rápidos y de lentos, como todo camino.
La imperfección es en si la belleza de la naturaleza, lo inestable, lo frágil y lo diferente. Nunca podremos saber como serán las ramas de un árbol hasta que éste no crezca. ¿Qué camino me depara la vida? No lo sé... Pero me propongo dejar de hacer cosas sin sentido en la vida, y una de ellas es básicamente preocuparme por el futuro.
Había abandonado el blog por motivos inexistentes, supongo que hay momentos y momentos; pero ahora lo necesito de nuevo y como ya habíamos dicho anteriormente, ponemos el contador a cero y se abre el Volumen número 3 de este diario. Un saludo a todos.
Los ríos mas bellos siempre llevan a un mar oscuro.